Un misionero que una vez fue detenido en una prisión china
relató cómo él y los otros prisioneros expresaban su adoración silbando himnos
a Jesús. Según la International Christian Concern (ICC), Peter fue detenido en
2003 por ayudar a los desertores norcoreanos en China. Estaba estudiando chino
para ser misionero en el país, pero terminó ayudando a los refugiados de Corea
del Norte.
Atrapado por
los espías de Corea del Norte, y fue enviado a una prisión china, donde
compartió una celda de 100 pies cuadrados con 35 hombres, la mayoría de los
cuales solían ser miembros de bandas peligrosas.
Para evitar peleas con ellos, sonreía y decía “Aleluya”. Sin
embargo, aún con corazones duros los otros prisioneros comenzaron a hacerle
preguntas acerca de Dios. “¿Existe realmente Dios?” ellos preguntaron.
Después de
responder a su pregunta, la atención de Pedro fue llamando por uno de los
presos, que le pidió que orara por su estómago. “Apenas toqué su mano, él se
curó”, dijo Peter a ICC. “Los criminales chinos se sorprendieron. ¡Incluso
yo!”.
Peter escuchaba sermones diariamente a través de una radio que
pidió a un líder de la banda. Tomaba notas de los sermones y les enseñaba a sus
compañeros de celda. Pronto, los presos en otras celdas se enteraron de lo que
estaba ocurriendo en la celda de Peter, y algunos de ellos pidieron a los
guardias que los transfirieran allí.
Peter pensó en una manera de que pudieran adorar sin alertar a
los guardias de la prisión, y decidió enseñarles a silbar la melodía de los
himnos, como el clásico ‘Amazing Grace’.
Dijo que el silbido se iniciaría en una celda, y en otra y en
otra hasta que todo el lugar resonaba en un culto de adoración a Dios, en la
prisión no se tenía idea de lo que estaba pasando.
“Ese fue un tiempo increíble,” dijo Peter. “Me gustaría pasar a
orar una hora, en horas de descanso, para volver a estar con ellos todo un día.
Cuando fue liberado, continuó su labor de ayuda a los refugiados
de Corea del Norte, pero esta vez en Vietnam. Fue capturado por las autoridades
de nuevo, y aunque le rogó a Dios que no enviaran a prisión fue encarcelado
durante unas semanas.
En el corto tiempo que pasó en la prisión vietnamita, fue capaz
de predicar el Evangelio. Uno de ellos fue bautizado en su celda.
“Creo que la predicación al pueblo vietnamita en la cárcel era
la voluntad de Dios”, concluye, según ha publicado el Gospel Herald.
Fuente: Noticias Crisitanas
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