Tengo
cincuenta y un años de edad, y ocho años desde que me convertí en cristiano de
verdad. Como mi esposa no va a los cultos conmigo los domingos, me siento
desanimado de servir a Dios como Él quiere. Y en cambio, me siento inclinado a
la inmoralidad sexual, pecado que, desde tierna edad me acompaña. Espero que
Dios le ilumine y le dé un buen consejo para mí.
RESPUESTA
Estimado señor, primero, usted tiene que hacer una decisión muy
íntima y muy personal. Usted tiene que decidir entre servir a Dios o servir a
Satanás.
Si usted decide servir a Dios, puede resolver su problema de
tentación. La Biblia dice:
"Con la ayuda de Cristo, que me da fortaleza y poder, puedo realizar cualquier cosa que Dios me pida realizar" (Filipenses capítulo 4).
Usted dice que se siente inclinado a la inmoralidad desde tierna
edad. Entonces es usted un ser muy normal, porque todo el mundo tarde o
temprano, se siente inclinado a la tentación de la inmoralidad. Dios creó la
sexualidad como parte del ser humano y en sí misma nada de malo tiene. Pero
como somos una raza contaminada por un cáncer espiritual, el pecado,
necesitamos una fuerza externa que nos ayude a vencer la tentación.
Dios mandó a su Hijo, que murió en una cruz y resucitó y ahora
vive, para ayudarnos (entre otras cosas) a triunfar sobre las tentaciones
egocéntricas como la inmoralidad sexual, que son despreciables, nos arruinan y
arruinan a otros. La Biblia dice que todo lo puedo en Cristo que me fortalece. ¿Cómo
nos fortalece Cristo? Cuando lo recibimos por la fe en nuestro corazón, El
entra por el Espíritu Santo y nos da todo el poder que necesitamos para vencer
esas inclinaciones impuras.
Segundo, señor, usted tiene que purificar sus pensamientos.
Nosotros tenemos la mente de Cristo, dice San Pablo. ¿Cómo puede la mente de
Cristo controlar nuestra mente, nuestros pensamientos? Cada noche, antes de
acostarse y cada mañana antes de salir al trabajo, pase quince o veinte minutos
leyendo la Biblia, empapando sus pensamientos, emociones y voluntad con los
pensamientos de Dios, la mente de Cristo.
En tercer lugar, cumpla usted con su deber conyugal para con su
esposa. Si usted y su mujer se están satisfaciendo íntimamente, como la Biblia
demanda, la tentación va a decrecer cuando esté fuera de su casa.
Por último, confiésele su pecado a Dios y entréguele su vida a
El incondicionalmente. Cumpla con el buen ejemplo de ir a la iglesia y servir a
Dios, y el ejemplo que usted le va a dar a su esposa la va a atraer a ella a
Cristo.
Si tiene alguna pregunta o desea que oremos por usted, puede
escribir a: ayuda.espiritual@luispalau.net También, puede visitar nuestra
página web: www.luispalau.net
Publicar un comentario