Kate Bartow es una estadounidense llamada a
servir apasionadamente al pueblo haitiano. Cuando el huracán Matthew devastó el
país en octubre, inmediatamente abandonó su trabajo para ayudar de cualquier
manera a los necesitados. Ella ha estado allí desde entonces y no planea irse
por el momento. Cada mañana, ella empaca algunos suministros médicos como
vendas, cintas, medicamentos, etc. Y se dirige a donde la necesiten.
Su ayuda más
reciente fue en la pequeña ciudad remota de Jerémie. Al llegar allí, una
multitud de niños la recibieron llenos de emoción. Mientras que los adultos
bailaban de alegría por verla a ella y a amigos o familiares que creían
perdidos. Difícil de creerlo, pero esto sucede cada día. La misma alegría. El
mismo baile. El mismo canto. Luego de los saludos y celebrar el volverse a ver,
Kate atiende a una dulce niña a través de un simple acto de amor.
La menor tenía una infección desagradable en la pierna, era tan
mala que los doctores le decían que podría no volver a caminar otra vez e
incluso hasta morir. Aunque pequeña, no se derrotó. Ella dice que estuvo orando
y orando para que alguien viniera y la ayudara. Todas las noches, día tras día,
pasó orando con pasión por un milagro. Y Dios la oyó y tocó el corazón de Kate.
La niña no se queja mientras Kate cura su herida, duele, pero
ella dice "voy a ser valiente". En medio de su dolor, toma fuerzas y
saca una dulce sonrisa. Tras escuchar el llamado, Kate emprendió su viaje para
ayudar a la pequeña. Ahora, la pierna está casi sana. A pesar de no tener agua
y electricidad, ella tiene una gran alegría. Sabe que es amada por Dios y por
Kate, afirmando que ese acto de amor cambió su vida para siempre.
Fuente: cbn
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