M uestra próxima historia es
de una tribu africana llamada Pigmeos Batwa. Durante siglos, los batwa vivieron
en cavernas y árboles, cazando en la jungla. Hace como 25 años, el gobierno de
Uganda los sacó del bosque y los dejó desamparados. Ahora, un ministerio les
ayuda a reconstruir sus vidas.
Desde las
profundidades de las exuberantes junglas de África… llega la historia de una de
las tribus más antiguas del continente.
“Solíamos
vivir como animales en la selva”, dice Jovanis Nyirakayanje, pigmea batwa.
Jovanis
Nyirakayanje es una pigmea batwa.
Durante
siglos, su pueblo vivió en el bosque lluvioso.
“Fumábamos,
bebíamos, hacíamos hechicería. Adorábamos al diablo”, indica Nyirakayanje.
El doctor
Scott Kellerman, un médico estadounidense, estudia a los batwa.
“Son muy
pequeños, como un promedio de un metro con veinte centímetros. Cazaban con
flechas envenenadas o redes, recolectaban frutos de los árboles o raíces del
suelo”, dice Kellerman.
Sus vidas
giraban en torno al bosque Bwindi en el suroeste de Uganda.
“…De hecho,
eran previos a la edad de piedra. No tenían herramientas de piedra. Por eso,
hay pocos registros de los batwa”, precisa Kellerman.
Los batwa
eran conocidos como los “cuidadores del bosque”. Pero, eso cambió en 1992
cuando el gobierno de Kampala, la capital de Uganda, decidió cambiar su hábitat
por un parque nacional y un sitio para gorilas de montaña en peligro de
extinción.
Hay alrededor
de 750 gorilas de montaña en el mundo y 350 viven en el bosque Bwindi.
“…Por lo que
el resultado fue que los batwa fueron expulsados de la selva”, comenta
Kellerman.
Después de
vivir siglos en cuevas y árboles, los Batwa eran refugiados, sin terreno, sin
comida, sin ropa ni techo.
Ellos
salieron de la selva, hacia un mundo que se volvió contra ellos.
“Las personas
no les daban trabajo porque pensaban que estos pigmeos eran como animales”,
expresa Tugume Gerald, pastor de los Pigmeos Batwa.
Tugume Gerald
y su esposa Barbara decidieron ayudar algunos batwa.
Se mudaron de
su casa, en la capital de Uganda, a la pequeña aldea de Kisoro, a la orilla de
la jungla ecuatorial, para iniciar un ministerio entre los pigmeos.
“Empecé por
predicar el mensaje de esperanza a los desamparados”, indica Tugume Gerald.
Cientos de
pigmeos batwa oyeron de Jesús por primera vez.
Jovanis Nyirakayanje
estuvo entre los primeros convertidos.
“Era la
primera vez que alguien nos había hablado de Jesús. Éramos siervos del diablo…
pero oímos como Cristo murió por los pecados. ¡Eso nos cambió nuestras vidas!”,
detalla Nyirakayanje.
Gerald dice
que milagros ocurren entre los Batwa. Personas diagnosticadas con VIH Sida son
sanos. Una niña al borde de la muerte recibió una nueva vida.
“Trajeron a
la niña aquí, casi muerta y empezaron a orar por ella. Oraron y oraron. De
hecho, ¡oraron por 5 horas! Estuve allí y no lo podía creer. ¡Estuve allí! La
niña fue sana. Yo dije: ¡Gloria a Dios!”, comenta Barbara Gerald, pastora de
los Pigmeos Batwa.
Todo llevó a
esto… la primera iglesia pigmea batwa de la región.
“¡A veces
tenemos hasta mil pigmeos que vienen a la iglesia!”, indica Tugume Gerald.
También
dirigen una escuela de pigmeos.
Y los padres,
una vez cazadores, ahora aprenden a ser agricultores.
Las mujeres
también aprenden nuevas destrezas. Pero, hay gran necesidad.
“Si puede
imaginar la pobreza, la cual existe en todo el mundo, estos son los más pobres
de los pobres”, dice Tino Qahoush, cineasta.
Después de
varios viajes, Tino Qahoush, productor de documentales y graduado de la
Universidad de Regent, decidió involucrarse.
Consiguió un
grupo de iglesias en Suecia para unirse con los cristianos batwa y traerles
útiles escolares, zapatos y ropa para los niños. También les construyen casas
pequeñas.
“Lo que me
gusta de este ministerio es que lo manejan los pigmeos batwa. Han formado un
comité, cuidan a su propia gente y los queremos empoderar y darles algunos
recursos para mantenerlos en pie”, precisa Tino Qahoush.
Nadie está
totalmente seguro, pero se estima que aún hay decenas de miles de batwa,
quienes no han oído el nombre de Jesucristo.
“Tal como
Cristo lo hizo por mí, creo que su mensaje de salvación cambiará las vidas de
mi tribu”, dice Nyirakayanje.
Por ahora,
Gerald les da la bienvenida a cristianos para unirse en la aventura de predicar
a uno de los pueblos menos alcanzados del mundo.
“Necesitamos
gente que ore con nosotros, para que Dios pueda usarnos para alcanzar al mayor
número de pigmeos posible”, concluye Tegume Gerald.
Fuente:
MundoCristiano
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