
La tasa de desempleo mundial descenderá en 2018
hasta el 5,5% de la población activa, desde el 5,6 % en 2017, según las
estimaciones de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT), que considera que la falta de empleo decente
persistirá en muchas regiones del mundo.
Así lo afirma el informe "Perspectivas sociales y del
empleo en el mundo. Tendencias 2018" publicado hoy por la OIT y que
desvela que el número total de desempleados en el mundo en 2017 fue de 192
millones de personas.
La OIT estima que en 2018 la
tasa de desempleo se situará en un 5,5%, marcando un giro tras tres años de
ascenso de las tasas.
El estudio atribuye la
tendencia positiva registrada entre 2017 y 2018 al buen desempeño de los
mercados laborales en los países desarrollados.
A pesar de ello, dado el
aumento de personas que buscarán empleo, se prevé que el número total de
personas desempleadas permanezca estable en 2018 en 192 millones.
Para el 2019, la tasa de
desempleo mundial seguirá prácticamente sin cambios, y se proyecta que el
número de desempleados aumente en 1,3 millones.
"La economía global esta
creciendo, y hay más trabajo pero esto no a resolver todos los problemas, y si
bien el hecho de que el desempleo se estabilice es una buena noticia, los
niveles a los que lo han hecho no, porque es demasiada gente fuera del mercado
laboral, además de los temas desigualdad, distribución y equidad en nuestras
sociedades", afirmó en rueda de prensa el director general de la OIT, Guy
Ryder.
Con respecto a América Latina,
la OIT predice que la tasa de desempleo solo descenderá de forma marginal en
los próximos meses, pasando de 8,2 % en 2017 a 7,7 % en 2019.
La entidad recuerda que en 2014
la tasa de desempleo en la región fue de 6,1 %, por lo que "todavía está
lejos de recuperarse completamente".
En Europa, gracias a una
actividad económica mejor de la prevista, se logró que la tasa de desempleo
cayese al 8,5 en 2017, el nivel más bajo desde 2008.
La OIT estima que los niveles
de desempleo en la Unión Europea (UE) bajarán hasta el 8,1 % en 2018 y hasta el
7,8 % en 2019, lo que significará una caída de 1,5 millones de desempleados
para 2019.
La organización destaca además
que los progresos logrados hasta 2012 para luchar contra el trabajo vulnerable
se han estancado.
Según las estimaciones de la
OIT, 1.400 millones de trabajadores (un 42 por ciento de la población laboral del
mundo) ocupaban un empleo vulnerable en 2017.
En los países en desarrollo, el
empleo precario afecta a tres de cada cuatro trabajadores (más del 76 %).
La OIT estima que en los países
emergentes el empleo vulnerable afecta al 46 % de los trabajadores.
Un punto negativo es que esta
situación no tiene visos de cambiar, y las proyecciones apuntan a un aumento
anual de 17 millones de personas en empleos vulnerables en 2018 y en 2019.
Otro aspecto negativo es que se
ralentiza el ritmo de la reducción de la pobreza.
En 2017, la pobreza laboral
extrema fue generalizada. Los ingresos o el consumo per cápita de los hogares
de más de 300 millones de trabajadores de países emergentes y en desarrollo fue
inferior a los US$1,9 por día.
La OIT prevé que el número de
personas en extrema pobreza laboral superará los 114 millones en 2018, el
equivalente al 40 % de todas las personas empleadas.
Las disparidades de género
persisten: a nivel mundial, las mujeres sufren un déficit de participación de
más de 26 puntos porcentuales respecto de los hombres, y cuando sí participan,
tienen menos probabilidades de encontrar un empleo.
En 2017, el 82 % de las mujeres
de los países en desarrollo se encontraban en modalidades de empleo vulnerable
en comparación con el 72 % de los hombres.
Otro importante problema
mundial es la falta de oportunidades de empleo para los jóvenes, que tiene
menos probabilidades de estar empleados que los adultos, siendo su tasa mundial
de desempleo del 13 %, tres veces más elevada que la de los adultos, que es del
4,3 %.
El informe también analiza la
influencia del envejecimiento de la población y muestra que el crecimiento
mundial de la fuerza de trabajo no será suficiente para compensar la rápida
expansión de la población de jubilados.
Se estima que en los países
desarrollados en 2030 habrá cerca de cinco personas de 65 años o más por cada
diez personas trabajando, un aumento del 3,5 % con respecto a 2017.
Fuente: elcomercio.pe
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