“Mi hijo no es un caso sin esperanza”, fueron
las palabras de una madre británica, quien lucha por evitar que desconecten a
su bebé recién nacido del único medio de vida, un respirador artificial.
Durante los últimos 11 meses, Takesha Thomas,
de 36 años de edad, ha convertido sus días en un sinfín de luchas, con algunas
victorias y otras derrotas. Tener a su hijo en su hogar, donde pueda darle las
atenciones 24 horas del día, es su mayor esperanza.
“Mi hijo no es un caso perdido por la ciencia médica. Muchos
niños nacieron con una situación similar o peor a la de Isaiah y sus padres
tampoco se dieron por vencidos”, señaló Thomas.
Isaiah, que desde su concepción fue
recibido como una bendición por parte de Dios para el matrimonio Thomas, se
enfrentó a su primera prueba de vida, tener un nacimiento crítico que le causó
graves daños cerebrales, neutralizando sus movimientos motrices y vivir
conectado a un respirador artificial.
Los padres de Isaiah enfrentan una demanda de parte del hospital
King's College enviada al Tribunal Supremo de Londres, donde señalan que es
inútil continuar con el tratamiento del recién nacido, presionando a los padres
a desconectar al bebé.
Los padres rechazaron la decisión, pues
consideran que el único que tiene la facultad de dar o quitar la vida es Dios.
“No creo que sea correcto decir quién
debería vivir o quién debería morir, solo Dios decide a quién llevarse. Solo
pido que me permitan tener a mi bebé y darle la calidad de vida que merece. Yo
puedo darle la atención y el amor que necesita”, expresó, entre lágrimas,
Takesha ante el tribunal.
Fuente: ChristianNews
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