"Jesucristo nos salvó y nos llamó para ser testigos del Evangelio,
es tiempo de conocer y darle gracias a Dios por la historia de la iglesia"
Lo que somos en la fe y en la vida, es resultado de un pasado lejano, pero
también del pasado cercano, donde ha actuado la gracia divina sin merecerla y
sin darnos cuenta, en medio del pecado y las tinieblas, por puro amor de Dios a
nosotros y a cada ser humano. Estaba por terminar el siglo XIX, cuando en los
primeros días de abril del año 1897, aparece por las costas chilenas de
Valparaíso, un barco proveniente desde los Estados Unidos, después de un viaje
de más de un mes. No era gran novedad, pues ya era habitual en esa época la
llegada de barcos. Tampoco fue aparatosa ni pomposa la bajada de los pasajeros,
sin embargo, había algo especial en ese viaje, entre los muchos extranjeros que
llegaban, venían tres personas que harían historia en Chile.
Llegaban los hermanos Henry Weiss y su esposa Catalina Zachary, junto al
hermano Albert Dawson, con el propósito de traer el Evangelio a este querido
país, eran pastores menonitas y misioneros protestantes, evangélicos, llenos
del Espíritu, que venían a nombre de la Alianza Cristiana y Misionera de los
Estados Unidos, recién formada en Nueva York solo 10 años atrás, por el pastor
presbiteriano Albert Benjamín Simpson.
Weiss tuvo la convicción, después de orar algún tiempo, de comenzar la obra
misionera en el sur de Chile, fue así como llego a Talcahuano, y a orillas del
rio Biobío, clamaba a Dios diciendo "dame este país desde aquí al
sur", pues prácticamente no habían escuchado el Evangelio de Jesucristo,
en toda esta zona.
Los comienzos fueron muy difíciles, con mucha adversidad y persecución de todo
tipo: religiosa, política, social, transporte, comunicaciones, económica y
climática. Con fe, valentía y esfuerzo, después de un arduo trabajo nacen las
primeras iglesias locales en distintas ciudades y localidades en el entorno a
la ciudad de Temuco, desde la cual se comienza a crecer la obra, y a predicar
en todo el país, especialmente la zona sur, austral, y, posteriormente el
centro y desde hace pocos años el norte de Chile.
Sin embargo, no debemos quedarnos en el pasado, aunque es necesario conocerlo
reflexionarlo, sus actores, sus hechos, los contextos, de sus aciertos y de sus
errores, para aprender de ellos. Hoy somos responsables del presente y en parte
del futuro, pero no del pasado.
Hoy nos toca enfrentar una realidad adversa al Evangelio, un laicismo y
relativismo extremo, donde se arrincona la fe cristiana. Se dan temas en el
mundo y en el país, que en el pasado eran impensables como un situación normal,
aceptable y honrosa, estamos en un tiempo donde se cumple lo dicho por el
profeta Isaías: "a lo bueno se le llama malo y a lo malo se le llama
bueno, a la luz llaman tinieblas y a las tinieblas llaman" luz (5:20), se
actúa y se promueve vivir abiertamente en contra del Evangelio y en contra de
lo establecido por Dios.
Pero Jesucristo nos salvó y nos llamó para ser testigos del Evangelio, El vive
en nuestros corazones y pronto volverá, por lo tanto: Es tiempo de conocer y
darle gracias a Dios por la historia de la iglesia:
- Es
tiempo de darle gracias a Dios por todo que ha hecho en nosotros y con
nosotros
- Es
tiempo de pensar en el presente
- Es
tiempo de tener convicciones y esperanzas de futuro
- Es
tiempo de ser cambiados y ser llenos del Espíritu y la Palabra de Dios
- Es
tiempo de ser luz en medio de las tinieblas
- Es
tiempo de santidad en medio del pecado
- Es
tiempo de amar en medio de la oposición al Evangelio
- Es
tiempo de anunciar el evangelio en todas las ciudades, en todo el país, en
todo el mundo.
Nuestro Rey Jesucristo viene pronto: ¡Miren que vengo pronto! Dichoso el que cumple las palabras del mensaje profético de este libro.» Jesucristo.
Apocalipsis 22:7
Escrito por Luis Díaz, Diplomado y Bachiller Teología
Fuente: http://acym.cl/noticias/aniversario-120-acym.php
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