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En la Gran Comisión, Jesús encomienda a sus discípulos ir por todo el mundo y predicar las buenas nuevas… pero, en Alaska, un ministerio está respondiendo a este llamado de una forma única. El cual se encuentra localizado en un área donde personas de todo el mundo vienen a ellos. Cada verano más de 50 cruceros atracan en el muelle del puerto Seward de Alaska. Mientras los pasajeros desembarcan, el pastor Scott Johnson hace su abordaje.
Él y su esposa, Beth, dirigen la Misión Marineros de Alaska… este inmenso barco sirve como su campo de misiones, en su intento por alcanzar a los miembros de la tripulación.
“Ministerios marinos ha existido desde inicios de los 1800’s en Inglaterra y otros lugares del mundo. Pero este, desde hace unos 30 años”, dice Scott Johnson.
Ellos tratan de conocer las necesidades físicas de los marinos al proporcionar comidas, transporte, tarjetas telefónicas, y necesidades modernas como el Wi-Fi.
Al abordar los aspectos físicos, pueden enfocarse en lo espiritual.
“Queremos que se impresionen con Dios, con Jesucristo y su amor. Entonces, les servimos en el amor de Cristo. Esperanzados en que entenderán el evangelio, que es Cristo y que es quien da la salvación. Queremos que conozcan el valor de la Palabra de Dios y vean el amor de Cristo Jesús en acción, y queremos que tengan el sentido de atracción, Dios atrayéndolos, usándonos a nosotros como una vasija”, comenta Scott Johnson.

Es un giro único en la Gran Comisión.

Cristo Jesús dijo: Id por todo el mundo, predicad el evangelio, id por todo el mundo y haced discípulos en las naciones; nosotros lo hacemos a la inversa. Ellos vienen a nosotros, detalla Scott Johnson.

Mientras los marinos vienen a través de… los voluntarios simplemente buscan servir y crear relaciones.
Muchos de los miembros del staff de los barcos vienen ansiosos por la oportunidad de adorar luego de meses fuera de casa.
“Las relaciones son muy especiales, porque ellos no tienen un hogar. Pasan en ese barco por 10 meses al año, trabajan de 12 a 15 horas al día, y la casa de la misión es su hogar lejos de casa. Entonces, cuando conectas con ellos y tiene una relación significativa, especialmente cuando son creyentes, solo están espiritualmente hambrientos, solo puedes darles un alto nivel de comunión, que es capaz de animarles en el Señor. Es algo que espero en el cielo, cuando lleguemos a estar nuevamente junto a ellos”, comenta la voluntaria Jenn Parcham.
“La Misión Marineros de Alaska es muy útil para animarnos y recargar nuestra fe, pues no es fácil estar en el barco lejos de la familia y hacer frente a una gran presión”, precisa el marinero Robinhot Tampubolon.
No todos los miembros de la tripulación proceden de un entorno cristiano… muchos son budistas o musulmanes. Aun así, todos son bienvenidos. Los voluntarios aceptan a toda persona que encuentran en el camino espiritual.
“Si ellos rechazan la Palabra de Dios, y usted nota que ellos no quieren hablar del tema, no es un ataque personal contra mí, sino, su respuesta a Jesucristo. Y esa es su posición espiritual. El Espíritu Santo aún está trabajando en ellos y necesitan oración”, precisa Parcham.
Estos misioneros también trabajan para acercarse a aquellos incapaces de dejar el crucero.
“Debo ir algunas veces a la mesa en el comedor de la tripulación, donde las personas se sientan solas y tal vez no quieren hablarme, y saben que allí está el pastor. Usualmente, hago preguntas generales sobre ellos mismos. Verdaderamente Dios nos ha dado interés por ellos, entonces no es algo falso. Realmente me importan. Entonces, interactúo y participo con ellos, puedo pensar muchas veces en ir y solo sentarme para llegar a conocer a esa persona y ser capaz de hacer una transición a una conversación espiritual”, dice Scott Johnson.
Esas simples conversaciones, ya sea en tierra o en el mar… hacen una eterna diferencia.
“Es una inversión en el alma de las personas para siempre. Cuando vemos a alguien confiar en Cristo, pasan de muerte a vida espiritualmente”, indica Scott Johnson.
“No siempre es tiempo de cosecha, donde alguien se salva. Pero, estas plantando semillas o regando semillas y Dios continuará trabajando en sus vidas”, detalla Beth Johnson, de Misión Marineros de Alaska.
Cada día Scott, Beth y sus voluntarios oran por aquellos que atravesarán su puerta o se cruzarán en su camino. Y para que Dios envíe más y más personas a su manera.

Fuente: MundoCristiano

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