El
tráfico humano es uno de los crímenes más terribles. Ahora, hay una nueva forma
de rescatar mujeres de las calles e involucra operativos policiales… y una
oportunidad de vida para las mujeres atrapadas en el tráfico.
Sarasota, Florida ofrece un hermoso clima,
excelentes compras y una ubicación ideal en el golfo de México.
Hay, sin embargo, un lado oscuro en esta ciudad. Es aquí donde
florece el tráfico humano.
Es por eso que la policía de Sarasota y el grupo sin fines de
lucro “Selah Freedom”, organizan operaciones encubiertas cada mes. Su objetivo:
sacar a mujeres de las calles para ayudarlas a comenzar una nueva vida.
¿Cómo funciona? Un oficial masculino encubierto actúa como
comprador en un área donde existe gran tráfico sexual. Varias unidades
policiales lo siguen. En minutos, encuentra una joven que rápidamente se dirige
a su vehículo y acepta su oferta.
Momentos después, la policía rodea el camión para arrestarla por
un cargo menor, pero hay un giro: después de llevarla a la estación policial,
“Selah Freedom” le ofrece sus servicios en lugar de ir a prisión.
“Una vez que las arrestan ellas están enlazadas por uno o dos días
a su traficante o proxeneta. Ellas dicen que llamarán a su ‘novio’ y dicen que
no son víctimas, que no están siendo traficadas”, dice Kindsey Pentecost, de
“Selah Freedom”.
Para escapar del ciclo, Kindsey Pentecost desarrolló “Da un Giro a
tu Vida” o TYLA por sus siglas en inglés – es un esfuerzo conjunto de la
policía de Sarasota y el gobierno.
“Cuando son arrestadas, queremos darles alternativas, una
distracción, una solución”, indica Pentecost.
Como una forma de persuadirlas a salir de las calles, Pentecost
conecta a estas mujeres con lo que necesitan: alojamiento, ropa o empleo. A
veces cuidado médico para un embarazo. Usualmente, no se lo aceptan por falta
de confianza, porque no creen ser víctimas de trata o simplemente, no están
listas para un cambio.
“Estadísticamente se requieren 7 u 8 veces para que una mujer diga
que sí”, dice Pentecost.
“Uno intenta e intenta y no están listas y luego, una finalmente
acepta, está lista y quiere la ayuda y uno sabe que es un enorme éxito”,
comenta Rob Armstrong, policía de Sarasota.
Los logros de TYLA crecen. Cuando inició en 2013, menos de una de
cada 5 mujeres aprovecharon la oportunidad. Hoy, más de la mitad escoge dejar a
sus proxenetas.
“Courtney” salió hace casi 2 años. Su vida en las calles empezó
cuando la convencieron que eso le daría dinero para las drogas.
“Él me vendió la idea del dinero fácil, todo el día, a cualquier
hora que yo quisiera conseguir dinero. Me mostró una chica y lo que ella hacía
y un auto llegó y él me dijo: ‘Este es tuyo’. Entonces subí al carro. Mi
primera ‘cita’ fue con un hombre blanco, como de 60 años que me hizo acostarme
en el auto y me llevó a su garaje para que sus vecinos no me vieran”, indica
“Courtney”, sobreviviente del tráfico.
Cuarenta y cinco minutos después, ella entregó a su jefe ochenta
dólares los cuales él usó para comprarle su crack. Esa adicción, más su temor a
represalias la mantuvo cautiva 12 años.
“Una vez que recibes tu primera golpiza, una vez que eres violada
por primera vez, una vez que te han drogado por primera vez, eso vive en tu
mente y uno se vuelve paranoico”, dice “Courtney”.
Después de ser violada brutalmente, “Courtney” conoció a Pentecost
en un operativo. Ella accedió rehabilitarse e ir a un refugio.
“En ese punto yo me preguntaba qué clase de lugar era ese, pero
estaba lista. No quería andar más por las calles. Realmente no quería hacerlo”,
indica “Courtney".
Ella también encontró ayuda con la corte TYLA. El programa
especializado desestima los cargos a víctimas de tráfico quienes completan el
tratamiento y se gradúan del programa.
“La mentalidad ha cambiado sustancialmente para nuestros fiscales.
Creo que ahora vemos a estas mujeres, especialmente a las mujeres, como
víctimas y en la mayoría de casos es así”, comenta el fiscal Craig Schaeffer.
Pentecost dice que muchas mujeres fueron abusadas de niñas, dando
camino a que cayeran en brazos de traficantes y una vida de violencia.
“Sabemos que juegan con la muerte. Ya sea con el suicidio, la
violencia o una sobredosis, lo están viviendo”, dice Pentecost.
La policía de Sarasota también busca los compradores con otro tipo
de operativos. No están seguros cuántos compran sexo por día, pero creen que,
si pueden reducir la demanda y rescatar las mujeres, pueden salvar vidas.
El éxito de Sarasota de sacar a las mujeres de las calles comienza
a atraer la atención de otras ciudades. Si sigue funcionando, podría ser un
modelo nacional en la lucha contra el tráfico humano.
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