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Casi mil millones de personas en el mundo viven sin agua potable. El 40 por ciento de ellos se localiza en África sub-sahariana, donde la gente camina horas solo por unos pocos litros del preciado líquido. Recientemente, George Thomas, de CBN News, conoció a una mujer en Kenia quien ha caminado decenas de miles de kilómetros para suplir una de las necesidades más básicas de la vida.
La próxima vez que abra la llave del grifo, piense en Kanze Kahindi.
“Sería mucho más saludable de lo que soy hoy, si no tuviera que viajar tan lejos por agua”, dice Kanze.
Kanze vive en África subsahariana, donde un estimado de 319 millones de personas no tienen acceso al agua potable.
Dos veces al día, deja su pequeña huerta hecha de palillos y piedras, en el este de Kenia, y camina al lugar más cercano donde ella puede encontrar agua.
“Me duele la espalda y siempre estoy con dolor”, indica Kanze.
Para muchos de nosotros el agua está al alcance.
Para Kanze, tener acceso a una de las necesidades más básicas, no es nada fácil.  
“He acarreado agua desde que tenía 7 años”, comenta Kanze.
Equipo de CBN News se unió a ella y algunos otros para realizar la travesía diaria a la única fuente de agua: esta fangosa charca está contaminada por desechos animales y humanos.
Kanze acarrea agua desde la charca de mañana y tarde. Ella camina 20 kilómetros diariamente, lo que se traduce en unos 7 mil 500 kilómetros al año. ¿y adivine qué? Ella lo ha estado haciendo por los últimos 40 años. Lo cual significa cerca de 301 mil 248 kilómetros.
“Mis hijos y nietos lo hacen. Yo lo hice cuando era joven”, precisa Kanze.
Difícil de creer, cierto, pero Kanze no está sola.
Mil millones de personas en el mundo no tienen acceso al agua limpia. 
Solo en África casi 40 mil millones de horas al año, se gastan buscando agua, y esa responsabilidad cae sobre mujeres y niños.  
Dudu Mwero enseña matemáticas en una escuela rural.
Él dice que el tiempo que se gasta juntando agua es tiempo en que los niños podrían estar aprendiendo a leer, escribir, generando un ingreso o cuidando de su familia.
El 70% de los alumnos de Mwero recogen agua diariamente.
Y el agua en la que invierten tiempo colectando no es siempre limpia.
Unos dos mil niños mueren cada año por enfermedades relacionadas con el agua.
Tal como Kanze, Hannah Nyale creció colectando agua para la supervivencia de su familia y frecuentemente se enfermaba.
Ahora, ella está tratando de mejorar las condiciones del agua, junto a la organización cristiana World Vision, en uno de los condados más pobres de Kenia.
“Me apasiona mucho mejorar la situación aquí, porque es una experiencia que he vivido. Solía caminar seis kilómetros para obtener agua a los cinco años”, indica Nyale.
Desde 2008, World Vision ha perforado pozos e instalado cientos de miles de kilómetros de tuberías para transportar agua a decenas de miles de familias a través de esta región del desierto. 
“Cuando vinimos aquí, fue a un 18 por ciento, pero actualmente el acceso al agua limpia ha mejorado en un 62 por ciento, lo cual es un gran alivio para estas familias”, precisa Nyale.
Pronto… la villa de Kanze Kahindi… tendrá acceso al agua potable por primera vez.
“Este es un gran día para ellos, es por eso que los ves celebrando”, indica Francis Huhu, de World Vision.
World Vision está instalando un nuevo pozo profundo alimentado con energía solar, que dará agua a muchas familias.
“Estamos salvando miles de vidas, también estamos transformando las vidas de muchos, muchos niños, porque muchos de ellos serán capaces de ir a la escuela ahora”, comenta Huhu.
Fatuma Rumba ha experimentado la transformación que viene con el acceso al agua limpia.
Usualmente pasaba cuatro horas al día caminando por agua, hasta que World Vision perforó un pozo en su comunidad.
Ahora, el viaje al grifo dura solo minutos. El resto de su tiempo lo pasa en su pequeña huerta de vegetales que alimenta a su familia y comunidades cercanas.
La escuela del pueblo también tiene agua, lo cual significa que sus hijos están en clases y no afuera caminando en busca de agua.
“Tu tiene el agua por sentado, pero para nosotros aquí es oro. Nuestros niños están limpios, están saludables y pueden ir a la escuela”, dice Fatuma Rumba.
Acarrear agua no solo consume tiempo, es físicamente demandante.
Kanze Kahindi utiliza un bidón, un contenedor plástico amarillo, para llevar el agua.
Cuando está lleno hasta el borde, tienes unos cinco galones y pesa 20 kilos o 40 libras.
Imagine halar cinco galones de agua cada día, y en África, una mujer recorre cerca de 24 kilómetros en promedio, por día.
Expertos dicen que hay una crisis que amenaza el futuro de cientos de millones de personas.
Pero todavía, grupos de ayuda como World Vision y otros trabajan incansablemente para traer el agua potable mucho más cerca de quienes lo necesitan. 
Con la esperanza de que, en definitiva, ese acceso se traduzca en educación, ingreso y salud, especialmente para mujeres y niños aquí en áfrica y alrededor del mundo.
Fuente: www1.cbn.com

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