El Dr. Tom Renfro era un médico respetado y activo en Norton, Virginia (EE. UU.), cuando se le diagnosticó en 1997 la forma más rara de linfoma. El cáncer del sistema linfático ya estaba en su última etapa y los expertos dijeron que ya no podía ser tratado.
“Su oncólogo
dijo que no harían ni radioterapia ni quimioterapia, que no intentarían nada”,
recuerda Sid, la esposa de Tom Renfro. La noticia empeoró: “[El cáncer] atacaba
un órgano importante, Tom solo viviría tres meses". Según el Dr. Steven
Woodley, oncólogo de Tom, en la etapa más avanzada de la enfermedad, las
posibilidades de curarse "son casi nulas".
En solo 4 meses, la condición del Dr. Renfro empeoró intensamente:
los coágulos de sangre llegaron a sus pulmones y corazón; se formaron tumores
alrededor de su garganta y cuello y comenzó a respirar con la ayuda de un
tanque de oxígeno. Estaba tan débil que ya no podía ponerse de pie. En
noviembre de 1997, Tom habló con su iglesia en Norton: "Satanás ha estado
atacando mi cuerpo durante casi un año", dijo con dificultad. “Tómate un
tiempo para agradecer a Dios por las bendiciones en tu vida. Cuando estés como
yo, no habrá tiempo".
Según su esposa, Sid, los tumores se volvieron notorios. “Pasaron
del tamaño de una canica a una pelota de golf y finalmente al tamaño de una
manzana en el cuello. Todo el mundo podía verlo”, dice. Sid se aferró a su fe
en Jesucristo y al apoyo de la iglesia.
Creyendo firmemente en el poder de la oración, los pastores de
Freedom of Worship Church llamaron a los fieles a 100 horas de oración por la
vida de Tom. La oración comenzó a las 7:00 am el 9 de julio y continuó hasta el
13 de julio de 1997. No contentos, los hermanos decidieron orar aún más: eran
12 horas de oración al día durante 40 días.
“Oraron durante 40 días y 40 noches, se tomaron dos días libres el
fin de semana y volvieron a orar durante 40 días. Les llamaba y les decía:
'Está luchando, está enfermo, tiene fiebre alta, le fallaron los riñones', y
ellos continuaban orando”, recuerda Sid. Para la esposa del Dr. Tom, esta fue
la intercesión más poderosa que jamás había presenciado.
Y sucedió un milagro: ¡los tumores desaparecieron y no hubo más
cáncer! Para el Dr. Woodley, este es uno de los casos en los que la medicina no
tiene explicación. El Dr. Cox reconoció: "Sentí que Tom fue sanado
milagrosamente y que, a través de su fe, Dios obró en su vida para
preservarlo".
Después de dos semanas, Tom estaba frente a la congregación que oró
por él: “Quiero que entiendan que este es un verdadero milagro. Es por lo que
han estado orando. Y no tengo palabras para expresarles lo que hay en mi
corazón y lo que Dios ha hecho por mí. ¡Están viendo un verdadero milagro de
Dios!". Después de 25 años, Tom sigue libre de cáncer.
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