Detrás de cada gol, de cada
celebración, de cada triunfo… El futbol esconde historias antideportivas.
“Muchas drogas, alcohol, placeres, la corrupción”, dijo
Víctor Turcios, ex futbolista.
Turcios, ex capitán de la Selección salvadoreña tuvo un ascenso
exitoso como futbolista.
“A corta edad me convertí en uno de los jugadores con
proyección a futuro”, comentó Turcios.
Pero rápidamente conoció lo oscuro del deporte.
“Algunos padres que son tan apasionados están dispuestos hasta
vender a sus hijas para que esté con un jugador de fútbol, porque de esta
manera como que ganan prestigio en la sociedad”.
Las injusticias del medio futbolístico también comenzaron a
desilusionar a Turcios.
“A veces, jugadores con familias e hijos… a los dueños de los
equipos no les importan si ellos han comido, no les pagan su salario a tiempo y
todo esto a mí me conmovía y yo decía esto no está bien”.
Su
buen desempeño en la Selección salvadoreña llamo la atención de grandes clubes
de fútbol, pero el éxito no iba acompañado de felicidad.
“Yo pensé que, logrando estos sueños, la fama el dinero, la
Selección, pensé que iba lograr llenar ese vacío”.
En medio de ese convulsionado ambiente, la falta de Dios en su
corazón aumentaba su soledad.
“Cuando salía de la cancha de fútbol y estaba en mi cuarto ya
había desaparecido aquella emoción, aquel ambiente, entonces me queda claro que
todo esto es muy temporal muy pasajero y no es permanente”, dijo.
Turcios fue contratado para jugar en un club de Finlandia, donde
obtuvo dos campeonatos, y una experiencia que lo marcó.
“Cuando menos acordé estaba de rodillas, estaba temblando
llorando, estaba pidiéndole perdón a Cristo que me salvara que me liberara, que
el fútbol, los placeres de esta vida, los amigos, la fama no habían podido
llenar el vacío que había en ese joven”.
Días después llegó una difícil prueba: Dios le dio el valor para
destapar un escándalo a nivel mundial.
“Públicamente declaré que había ciertas cosas que estaban
pasando en la Selección que no eran normales…”
Turcios declaró que sus compañeros de Selección habían vendido
partidos, durante muchos años.
“Yo ya era un cristiano, hijo de Dios, si yo no hablaba estas
cosas entonces yo era cómplice y coparticipe con aquellas personas que andaban
haciendo estas cosas”.
Sus declaraciones hicieron llevar a prisión a una peligrosa
mafia mundial de amaño de partidos.
“La INTERPOL me abordó en Finlandia y pudo darme a conocer
que estas personas son muy peligrosas y que están dispuestas a hacer cualquier
cosa, por supuesto mi confianza estaba en Dios y hasta el momento así ha sido”.
En la cima de su carrera y con un futuro prometedor, recibió el
llamado y decidió dejar ese ambiente descompuesto.
“Había dentro de mí un deseo profundo de predicar la palabra de
Cristo”.
En la actualidad, Turcios predica la palabra y la vive a
plenitud.
“Ya está lleno el vacío que yo tenía, con Cristo estoy completo,
no necesito fútbol, soy feliz, tengo paz, tengo gozo, el fútbol no me dio nada
de esto entonces no siento deseo de volver al fútbol, sino que Cristo me llena
y eso es suficiente para mí”, concluyó Turcios.
Fuente: www1.cbn.com
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