Petr Jasek había sido condenado a 20 años de
prisión, solo por ser cristiano. Su caso se hizo conocido en todo el mundo y
diversas organizaciones lograron que solo pase 14 meses encerrado entre
musulmanes extremistas y terribles criminales. Este valiente cristiano, ha
comprendido que sus prisiones eran parte del plan de Dios, pues muchas vidas se
convirtieron a Cristo.
Petr Jasek es un cristiano checo y trabajador humanitario que
viajó a Darfur (República de Sudán) para ayudar a un joven estudiante cristiano
al que la policía había quemado en el 2013, por negarse a convertirse al islam.
Petr le entregó 5 mil dólares para sus gastos médicos, motivo por el cual lo
acusaron de espionaje y fue arrestado en diciembre de 2015.
CitizenGO y otras organizaciones juntaron
más de 400 mil firmas para impedir su ejecución. Finalmente, gracias al apoyo y
a las oraciones de miles de personas, Petr fue liberado el 26 de febrero de
2017. Recientemente, en una entrevista para The Christian Post, narró los
momentos que vivió en 5 prisiones de Sudán.
Los primeros meses de su encierro, compartió celda con miembros
del Estado Islámico. Cuando descubrieron que era cristiano, empezaron las
humillaciones, maltratos y torturas. Pese a que no tenía acceso a una biblia y
aunque su salud se estaba deteriorando, Dios le hacía recordar los versículos
que memorizó cuando era niño.
"El Espíritu Santo no dejaba de recordarme
algunos de los versículos que había memorizado. Esto era suficiente para mí,
para armarme de fuerza para orar todos los días", comentó Petr. Oraba por
sus compañeros de prisión, porque podía ver la gran necesidad que tenían de
Dios.
Meses después, fue trasladado a otra
prisión donde las condiciones eran incluso peores. Estaba recluido en una
pequeñísima celda con 40 presos, refugiados eritreos, con quienes pudo
compartir el Evangelio. ¡Los 40 se entregaron a Cristo! “Es sorprendente cómo
Dios usó mi encarcelamiento para difundir su Palabra”, relató con gozo.
Luego de esto, fue castigado a aislamiento
y después trasladado a otra prisión donde sí le permitían compartir el mensaje
de Cristo. Petr vio cómo Dios transformó a muchos criminales. Finalmente, fue
liberado. “Primero me amenazaron con ser ejecutado. Después a cadena perpetua.
Ahora soy libre otra vez. Mi vida no me pertenece más. Le pertenece al
Señor".
Fuente: impactoevangelistico.net
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