Robert Morrison fue un misionero que obedeció el llamado de Dios
para ir a predicar a China, sin tener idea de lo complicado que sería. Debido a
las costumbres culturales, los predicadores varones tenían muy poco contacto
con las mujeres chinas, por lo que no podían predicarles el evangelio.
En una entrevista para Christianity Today, el misionero
Alexander Chow explica cómo se formó este grupo de mujeres: “Las primeras
mujeres de Biblia fueron reclutadas entre las empleadas de los hogares de los
misioneros o entre las esposas y las madres de los evangelistas chinos”.
Posteriormente, se crearon internados cristianos para educar a las niñas
chinas, lo cual fue un gran impacto en un país que solo priorizaba la
alfabetización y la educación en los varones.
Desde ese entonces, las mujeres de biblia visitan a los
enfermos, cuidan a los pobres, evangelizan abiertamente e incluso organizan
grupos mixtos de estudio bíblico. Una de las más conocidas fue la predicadora
Dora Yu (1873 – 1931), quien estudió medicina. Dios usó su vida para que se
conviertan a Cristo personas que con el tiempo se volvieron grandes
evangelistas.
De esta manera, Dios usó la vida de mujeres para que miles de
personas en China lleguen a los pies del Maestro. A pesar de la feroz y
continua persecución, el Señor sigue obrando y la iglesia en China sigue
creciendo. ¡Oremos para que el evangelio se siga difundiendo!
Fuente: www.gacetacristiana.com.ar
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