“El cambio más radical vino
a través de dos de mis amigos, Ahmed* y Abdulla*. Ellos eran diferentes a otras
personas de mí alrededor” dijo Titus*. “Eran generosos y siempre mostraban una
gran hospitalidad. Nunca mentían. La gente me advertía que me alejara de ellos
porque eran cristianos, pero yo los ignoré. Hasta que la persecución que vivían
hizo que preguntara. Sin ninguna duda admitieron que eran cristianos”.
“Decidí que quería aprender
más. Ellos respondían a todas mis preguntas, pero cuanto más escuchaba, más me
adentraba en una crisis. “¿Cuál era el camino correcto?”, pensé durante muchos
días. Pero al final llegué a estar seguro de que Jesús era el camino correcto y
decidí seguirlo. Apenas tres días después, mi casa fue quemada”.
“Solo pude rescatar mi ordenador portátil. Todo lo que tenía era
la ropa que llevaba. Sentí que esto era una prueba de mi fe en Cristo, pero
resultó ser un fortalecimiento de mi fe. Ahmed y Abdulla fueron los únicos que
me ayudaron. Me dieron ropa, refugio, comida y dinero, y me ayudaron a
levantarme una vez más. Esto reforzó aún más mi decisión de seguir a Cristo”.
“Por ahora, los miembros de mi familia no saben sobre mi fe.
Quiero crecer un poco más antes de revelarlo. Mientras tanto, mi deseo es
conocer la Biblia lo más profundamente posible para que yo también pueda vivir
la clase de vida que he observado en mis dos hermanos espirituales. Así como
sus vidas me llevaron a Cristo, yo quiero llevar a otros a Cristo”.
Fuente: puertasabiertas
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