Un estudio encontró que el 62% de creyentes religiosos en China tienen
entre 19 y 39 años. “Un día mi amigo me invitó a la iglesia después del
trabajo. Fue nuevo para mí. Mientras escuchaba la música sentí una repentina
paz, sentí algo especial”, dice Li Gang, residente de Shanghai. Los líderes
cristianos en Shanghái se dieron cuenta que los jóvenes están asistiendo a la
iglesia en busca de un descanso y un espacio para expresarse abiertamente.
“Vivir en la gran ciudad no es fácil para ellos. Muchos jóvenes me dicen que
enfrentan una carga todo el tiempo. Algunos lloran y me piden ayuda”, comenta
Kate Gu, de la Iglesia Internacional de Shanghai. Los líderes usan verdades
bíblicas para ayudar a los jóvenes a lidiar con la vida. Ellos comparten experiencias
y hablan de la gracia de Dios. “Entiendo las preocupaciones de los solteros.
Leí la historia de Rut y se los expliqué. Quería que entendieran que yo
también tuve esa lucha, pero Dios es fiel”, indica Gu. Con la ayuda de los
líderes, algunos jóvenes chinos asisten a los servicios fielmente. Aprenden a
orar por sí mismos y por su familia y dicen ya no sentirse vacíos por dentro.
“No veo la iglesia como un edificio, para mí es una familia”, dice una mujer.
Hoy, Shanghái sigue siendo una de las ciudades más importantes en China. Muchas
iglesias piensan organizar más eventos para alcanzar generaciones más jóvenes y
creen que esta podría ser la única forma de acercar la ciudad a Dios. “Queremos
usar todos los recursos para construir un puente entre los jóvenes y nuestro
Salvador. Ellos podrían hacer cosas asombrosas para Jesús”, concluye Gu.
En los últimos
años el cristianismo ha crecido en China de forma constante. Las
congregaciones cristianas, en particular, se han disparado desde que las
iglesias comenzaron a reabrir cuando la muerte de Mao en 1976 marcó el fin de
la Revolución Cultural. Menos de cuatro décadas después, algunos creen que
China está a punto de convertirse no sólo la economía número uno del mundo,
sino también en la nación con un mayor número de cristianos. Algunos expertos
calculan que en el año 2030 el gigante asiático podría convertirse en el país
con más cristianos de todo el mundo. Esta nueva expansión del cristianismo ha
generado inquietud entre los líderes políticos chinos, lo que ha llevado a que
se efectúen polémicas decisiones, como la retirada de cruces en la región de
Zhanghou.
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