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Las múltiples restricciones y las amenazas que imponen los líderes aldeanos, la voz  de una mujer, que ha ganado a más de 200 indígenas, no calla.

"Ser cristiano va contra los principios de la tradición indígena", explica Javier, un misionero entre las comunidades indígenas de Colombia. Ante las múltiples restricciones para predicar el Evangelio en las zonas montañosas de Colombia, una valiente mujer camina 10 horas para llegar a las aldeas y proclamar las Buenas Nuevas.

El norte de Colombia alberga pueblos indígenas que prohibieron la evangelización cristiana bajo la pena de cárcel, torturas y hasta amenazas de muerte. A pesar de que el cristianismo es visto por los líderes indígenas como una amenaza a su cultura y tradición, la misionera Rosa Montes (nombre cambiado por seguridad), evangeliza desde hace más de 6 años a los pueblos más lejanos de la región.


Su esfuerzo ha alcanzado a más de 200 indígenas, que se unen a ella en fe a la lista de perseguidos por los líderes regionales. Recientemente Rosa fue amenazada de ser expulsada de su casa y su tierra, pero no desistió de su misión.
"No importa lo que suceda, seguiré llevando la verdad del Señor a todas las comunidades, porque los indígenas necesitan conocer a Dios", expresó Rosa. Sin duda alguna la llama misionera arde en los corazones de los que aman la palabra de Dios. Sin importar a lo que se enfrentan, fielmente son siervos de Jesucristo. ¡Adelante pueblo de Dios!

Fuente: Open Doors

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