
La fama, el dinero y los amigos no fueron su
felicidad. Este es el caso del actor Kelsey Grammer, quien por muchos años
estuvo envuelto en las drogas y el alcohol. Solo el poder de Dios pudo cambiar
su vida.
Kelsey, actor conocido por su participación en la película Transformers,
reconoce que la fama le llevó a consumir drogas y alcohol.
Tuvo una vida muy dura desde su niñez, vio como su padre fue asesinado por
un ladrón a la edad de 13 años, eso lo marcó toda su vida. Años más tarde
sufrió otros dos golpes duros, la violación y asesinato de su hermana, meses
después el accidente automovilístico de sus dos medios hermanos. Estos hechos
hicieron en él un hombre alejado de Dios.
Cuando entró al cine su vida cambió por completo, dejando de lado su
humilde posición y rodeándose de gente que lo llevaron por la mala vida, las
drogas y las fiestas sin control.
"El no tratar mi
dolor por los hechos vividos, me llevó a volverme adicto a las drogas y el
alcohol, no encontraba un sentido para mi vida", señaló el actor.
Sin
embargo las detenciones policiales, los momentos de soledad y el dolor interno
que padecía desde su niñez, lo llevaron a refugiarse donde jamás pensó que
llegaría algún día, los brazos de "Jesucristo".
Esta decisión le sirvió para dejar de lado los vicios que
dañaban su cuerpo, así como las malas amistades, hoy participa fielmente en las
reuniones de una Iglesia donde asiste en los EE.UU.
"Como
cristianos, siempre fallamos porque no podemos llegar a ser como Cristo, pero
podemos tratar de serlo, al menos, emular las mejores cualidades, aunque sea un
poco". Señaló kelsey.
El
actor de 62 resaltó lo importante que es tener a Dios en su corazón. Él dice
que es todo gracias a Jesús y que quiere ser más como Jesús todos los días.
Fuente:
Lifetimetv.co.uk
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